Ibn Arabi
Abu Bakr Muhammad ibn Arabi
Filósofo y místico sufí hispanomusulmán
Ibn Arabi nació el 28 de julio de 1165 en Murcia (España).
Abu Bakr Muhammad Ibn Alí Ibn Muhammad al-Hatimí al-Ta'i Ibn al-Arabi, llamado Muhyiuddín ("vivificador de la fe") y as-Sheij al-Akbar ("Gran Maestro"), conocido en Occidente por Abenarabí.
Con el tiempo se convertiría en un sabio piadoso, un asceta admirable y un poseedor de carismas innumerables.
Fue el primer filósofo musulmán que formalizó el sufismo, corriente mística cuyos dos fundamentos teóricos eran el Corán y la sunna (palabras y hechos del profeta Mahoma).
Sobrino también de sufíes, su padre fue amigo del filósofo Averroes, a quien el propio Ibn Arabi conoció.
Realizó viajes y estancias en los grandes centros intelectuales del mundo musulmán, lo que le permitió realizar la síntesis de corrientes sufíes y difundir a numerosos discípulos lo esencial de su doctrina y la práctica de la vía sufí. En el sistema de Ibn Arabi, una primera dicotomía nos aparece de golpe, la que opone a Allah con la esencia de la materia prima. A Allah se le reconoce la primordialidad (al-awwaliya), la Verdad (al-Haqq), la Perfección (Kamal). Se le menciona por "Él" (huwa). Es causa de Sí mismo y se le dice rico por Él mismo (gani binafsi). Unidad pura (Ahadiya), Él es único (wahid) y trono de toda cosa por el aliento de Su misericordia (nafas al-Rahmani); es aquí donde se explica Su ser como clemente, donde la clemencia engloba todo. Allah es, pues, un existente, una causa de sí mismo, cuya esencia está en el existir. Dios es la realidad absoluta y esta realidad se manifiesta en todas las cosas en niveles diferentes de existencia. La vía (tariq) sufí es el método que permite interpretar esos signos con el fin de acceder a un estado espiritual cercano a un conocimiento íntimo de Dios. Todo comienza por la toma de conciencia de uno mismo en el mundo y la obligación del discípulo de mirar hacia Dios y de no ser receptivo más que a Él. Es la etapa de renuncia. El nivel siguiente es un estado de adoración y de admiración.
El sufí es un reflejo de la realidad de Dios. El resultado de la vía sufí es la experiencia íntima y el conocimiento puro de la Divinidad. Al Sarraj definió las virtudes que desarrolla el sufí. En primer lugar, el arrepentimiento y el escrúpulo, luego la abstinencia y la pobreza, la paciencia y la confianza y, finalmente, la satisfacción y la contemplación.
Ibn Arabi falleció en Damasco el 10 de noviembre de 1241. Su tumba, en la que después fueron enterrados dos de sus hijos, aún se conserva y recibe veneración. Sobre ella, los musulmanes otomanos edificaron una madrasa en la que se guarda su sepulcro.
Obras
Libro del Tesoro de los amantes
Libro de la Política Divina
Libro del descenso de los astros
Libro del Viaje místico
Epístola del precepto obligatorio
Epístola de las luces
El gran Diwan
El intérprete de los deseos
La contemplación de los Misterios
La maravillosa vida de Du-l-Nun el Egipcio
El secreto de los nombres de Dios